Primera imagen de Bariloche...la magia que nos acompañaría cuatro días del Nahuel Huapi, su azul intenso y su inmensidad hicieron que muchas veces en esos días, sintiéramos que estábamos a la par del mar. Ya saliendo de la ciudad, Jorge empezó a pensar que tal vez sería mejor no estar tan lejos en el km 12, y se bajó a preguntar precios en cabañas próximas. Aguas claras se llamaban las primeras que consultó, en una de las cuales pasamos nuestros espectaculares días de mieleros.
Oscar su dueño nos ubicó con todas las comodidades, y como apenas pasaba el mediodía, después de comer decidimos para no perder el día, hacer el conocido "Circuito chico"...Cara de espanto subiendo en aerosilla

Vista del Nahuel huapi




Segundo día: decidimos hacer el paseo más largo, que se hace en barco, recorriendo el Nahuel Huapi hasta la Isla Victoria y después hasta la Península de Quetrihué donde se encuentra el bosque de Arrayanes. Nos acomodamos en el barco y después de zarpar, cuando fue permitido, nos trepamos a la cubierta del catamarán . Se escuchaban como en el cerro Campanario, muchas lenguas, y todos se tentaron con la oferta del fotógrafo del barco. La propuesta era sencilla: el turista con una galleta en su brazo extendido, se pone en el borde del barco para tentar a la gaviota y así se registra el momento en el cual ella la arrebata. Solo que para mí no fue así: por razones desconocidas (simbólicas para Jorge), no solté la galleta y fuí la única que necesitó dos galletas para la experiencia..

No se puede creer!!!

La facinación por las gaviotas y su vuelo era mucha....mirábamos embelesados su vuelo en ese día espectacular. Lozano reflejó esa fascinación en fotos....muchas fotos!!!!



La maravilla del Bosque de Arrayanes
Tercer día en Bariloche: sábado, decidimos ir a conocer Villa La Angostura y hacer el último tramo del circuito de los siete lagos que había quedado pendiente por consejo de Daniel el dueño de la cabaña de San Martín de los Andes. Llegamos mientras en la ciudad se estaba haciendo una maratón, por lo que decidimos recorrerla a pié hasta la hora de almorzar. El placer fue haber decidido comer trucha, enamoramiento es la palabra: ahora somos absolutamente truchas fans los dos, placer compartido por mensajes de texto con mi gente que me bancó el hacerlos desear a lo lejos. Después de comer partimos a hacer el fin de la ruta de los siete lagos, y así conocimos al Lago Correntoso y el rio del mismo nombre, el más corto del mundo , que une ese lago con el Nahuel Huapi, y que es famoso porque es especial para la pesca de truchas. Después de conocer el lago Espejo, el último de los siete que nos faltaba conocer, emprendimos el regreso para conocer el puerto.

Rio Correntoso


Ultimo día en Bariloche: ibamos a conocer el Cerro Otto en funicular, pero estaba cerrado por mantenimiento. Conclusión, pasamos un hermoso día tranquilos en la cabaña, y al fracasarnos el replay de trucha por no encontrar, nos matamos con el cordero patagónico que Jorge preparó a las brasas. No podía haber sido mejor el día, después de trabajar de turistas, la placidez de dejarnos estar en la cabaña fue el broche de oro de hermosos días en Bariloche.


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