lunes, 30 de noviembre de 2009

San Martin de Los Andes...tantos lagos!!!!

SAN MARTIN DE LOS ANDES


Con la nevada despedida de Pehuenia en nuestro corazón llegamos a San Martin de los Andes, que nos encantó en la primera impresión, todo madera en construcciones que comienzan a trepar las montañas. Las investigaciones en Internet dieron sus frutos, porque nos ubicamos rápidamente en la calle Brown donde había marcado tres cabañas, pero terminamos quedándonos en la primera que vimos, la más cercana al lago, como nos gusta a nosotros. Tenía todo, hermosas vistas, muebles, y encima Wi Fi!!!
Su dueño Daniel, nos introdujo en lo importante a conocer de la villa y sus alrededores en media hora, y así nos orientó completamente en lo que ibamos a hacer en esos tres días.
Pasamos la tarde haciendo un city tour por nuestra cuenta y disfrutando de la hermosa villa mientras yo, tras un par de miradas por los negocios, comprobaba que era muy poco, por los precios, que yo compraría en ella.


















Cabañas Las Rosas
















El bus inglés que hace el City tour













Segundo día: Ruta de los siete lagos: con la sugerencia de Daniel, cambiamos el proyecto que traíamos de contratar la excursión con una agencia para cuidar el auto por el camino de ripio que tiene la mitad de la ruta. El que sabe convence, y el nos explicó que podíamos hacer cuatro lagos haciendo practicamente solo ruta pavimentada, y dejar para hacer desde Bariloche la parte final conociendo los tres restantes lagos. A primera hora salimos y uno a uno fuimos conociendo los deslumbrantes espejos de agua, cada uno con su encanto : el Lacar tan azul e inmenso, nos acompañó un gran trecho del recorrido, al dejarlo encontramos primero al Machónico y después al Falkner que muestra una formación rocosa que es nido de cóndores en la montaña a sus espaldas, el Villarino, que parece una propaganda de Milka con esas vaquitas y ovejas pastando en sus márgenes y por último el verde Escondido, deslumbrando entre el follaje que lo esconde....









































Cuando terminamos el recorrido, decidimos conocer la otra orilla del Lacar, una villa llamada Quila Quina, donde asienta una comunidad mapuche, y donde decidí concretar mi fantasía de cocinar cual Francis Malman fuese, a la par del lago. Nos fuimos adentrando en la villa hasta llegar al limite con la comunidad mapuche, señalado por una casilla y una tranquera. Ahí decidí que sería buen lugar para hacerlo y fue sabia decisión porque la casilla sirvió para parar el viento que no dejaba que la pequeña cocinita diera buen fuego. Mis ingredientes previamente picados fueron a parar en el wok que ya había recorrido muchos kilómetros y mientras yo cocinaba, Jorge exploraba el lugar. Cuando estuvo listo comimos primero en la mesa del mini camping pero después la tentación de estar más cerca del lago, nos llevó a sentarnos en un tronco, y disfrutar de la maravilla del lugar.
























El sueño de sentirme Francis Malman







Ultimo día: entre las opciones que nos ofrecía San Martin, Daniel nos había destacado el conocer Yuco, otro de los lugares que estando a orillas del mismo Lacar, forma parte del Parque Nacional Lanín. Siempre condicionados por el camino de ripio, nos fuimos tranquilamente al lugar. Acá el lago se mostraba con tonos verdosos en sus cristalinas aguas y deslumbraba con el marco de los pequeños arrayanes en sus márgenes. Después de recorrer varios senderos, nos echamos sobre una piedra a tomar sol...la paz estaba ahí.






















Después de almorzar, la tarde nos encontró adentrándonos en territorio mapuche , de la comunidad Currhuinca, para ver la villa desde el mirador Bandurrias. Me sentía tan deportista cuando subía "haciendo trecking"....hasta que el sendero se estrechó y el vértigo fue superior , lo dejé a Jorge en el emprendimiento, y me fuí a uno más llevadero para mí, hacer unas pequeñas compritas antes de la partida. Por fotos pude ver cuan hermoso fué el camino, y como al final se encontró con un pequeño mapuchito, que estaba haciendo un atrapasueños...será que todavía hay quienes en éste extraño mundo preservan las costumbres? parece que sí y uno de ellos vive en la montaña que enmarca al Lacar, en San Martin de los Andes.
















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